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vivencias..., desde un particular punto de vista..., la evolución de las
costumbres y tradiciones de "mi Granada" y algo mas...


miércoles, 12 de noviembre de 2014

LOS PIROPOS DE LA MUERTE......




                    Quien a los veinte años no ha soñado ni esperado nada...., quien a esa edad no ha sentido en su alma estremecimientos de amor y poesía..., quien no ha sido impulsivo y ha sentido la plena alegría de vivir......
                    Después..., después es mas difícil ese ideal, en espera de que llegue lo que todos esperamos y muy pocos lo alcanzan.....
                    Ya lo dijo el poeta con admirable acierto...¡Juventud divino tesoro....!






                    Estrella era una muchacha que hacia honor a su nombre, de una blancura transparente y lucida, de esbelta figura, negra cabellera como la noche oscura y ojos color de miel como dos incrustaciones de ágata en el portón de los sueños......
                    Cultivaba con gran habilidad el oficio de bordadora en uno de los talleres de la Alhambra, donde se confeccionaban esas maravillas, que mas que encajes son pedazos de nubes arrancadas de los cielos y tejidas por hadas reales como Estrella que plasmaba en su trabajo con verdadero primor, su deleite por los pajares y las flores y su profunda emoción sentimental por la música....
                    Esperaba como todos a esa edad el doncel ideal de sus sueños de niña encantadora y artista mientras soñaba...,¡Llegara...! y reía siempre con la fresca y cristalina risa de mujer joven que se siente bella y feliz......
                    Por aquella época, subsistía en Granada la costumbre de conducir a los finados a su ultima morada, a hombros desde la iglesia de Santa Ana, estación final de la despedida religiosa hasta el camposanto, siguiendo el recorrido habitual de la Carrera del Darro, Paseo de los Tristes y Cuesta de los Chinos, hasta llegar a la colina reina de la muerte y del olvido.....








                    Para estos menesteres tan desagradables, existían en la Plaza de Santa Ana, cuadrillas de "enterraores" y plañideras, que a cambio del salario convenido se encargaban de todo en mayor o menor numero..., dependiendo e la situación económica de los familiares del difunto....
                    Curro "El tuerto" ejercía este oficio u ocupación cotidiana pagada de conductor de cadáveres y familiarizado con dicha tarea así como sus compañeros de trabajo, la realizaban sin piedad maquinalmente como cangilón de la noria fatídica de la vida, que bajaba a la ciudad para subir al cementerio cargado con los despojos humanos, día a día y año tras año, habiendo transportado miles de kilos de arcilla que en su día tuvo vida y una vez llegados a su destino final, "volcar" el "mandao" en el "tajo" señalado, con la alegría del animal que le quitan la carga y "hala a por otro viaje".......
                    Delgado y alto en extremo, Curro "El tuerto" era el prototipo de lo abyecto.., sucio, borracho, mal hablado, libertino y mujeriego, con las piernas combas por la costumbre de andar cuando subía las cuestas con su carga, afianzandose según el lado de la misma en una de ellas....
                    La cara era de fauno, morada, roja, negra y cuantos colores que el alcohol, las enfermedades y la suciedad marcaron en la piel de su rostro abotargado, como si un niño travieso le hubiese pintado con grandes brochazos......
                    Le faltaba el ojo derecho.., de ahí lo del apodo.., cuya oquedad era una hendidura húmeda y lacrimosa horrible, a la par que su otro ojo azotado por el alcohol, tenia una siniestra mirada que producía escalofríos...,retorcida y aplastada nariz y gran boca ancha y desigual, con una absurda y podrida dentadura que conformaba la figura siniestra de un condenado del averno.....




                    Un frió día de Noviembre, la angelical Estrella se dirigía como era habitual, desde su casa enclavada en la Cuesta del Chapiz, al taller de la Alhambra y como siempre caminaba risueña y preciosa, vistiendo un sencillo traje azul con aplicaciones de encaje blanco hecho por ella y su pelo adornado por un blanco clavel.....
                    En sentido contrario, hacia la Cuesta de los Chinos, marchaba un entierro, cuyo modesto ataúd era conducido por cuatro "enterraores" y detrás..., tres o cuatro obreros formando el triste cortejo....
                    Al llegar al puente que da acceso al Algivillo, se interpusieron atravesándolo varios burros de aguadores del Avellano y la comitiva de la muerte hubo de pararse hasta que los aguadores pusieron en orden la recua, cuyo motivo de alboroto era la presencia de una pollina a escasos metros del puente....
                    Un tanto asustada, Estrella quedo presa entre el pretil del puente, los burros cargados con las garrafas de agua y los conductores del féretro, que también se hicieron hacia aquel lado....
                    El primero de la derecha era Curro "El tuerto"que fue a parar junto a la mocita, la cual ante tal visión se santiguo piadosamente diciendo para si...¡Dios lo haya perdonado...!
                    El "Tuerto" al sentir tan cerca aquella oleada de juventud, se estremeció al sentir el grato perfume desconocido para el, que emanaba de la pureza de la muchacha..., alargo su anillado cuello de reptil hasta casi rozar la nuca de la atemorizada Estrella, que por evitarlo echo su cuerpo hacia atrás, quedando imposibilitada de todo movimiento entre el pretil y el indeseable que lascivamente le susurraba a la par que reía canallesca y estúpidamente........
                            ¡Tiraba este fiambre "ar" rió y yo solo me la llevaba p´arriba...
                            ¡Iba osté a vé que zambra armábamos......!
                 En ese momento el camino quedo expedito..., se puso en marcha la comitiva y al hacerlo Curro "El tuerto" alargo su descarnada mano, para hurgar en los tesoros de la muchacha, que presa de espanto y repugnancia dio un grito de horror terrible y sin acertar por donde huir, se arrojo por el pretil del puente a las aguas del rió Dauro....



 

                    El cortejo fúnebre siguió su marcha y la gente se agolpo nerviosa en el puente, destacándose dos hombres que rápidos bajaron al lecho del rió a recoger a Estrella y una vez lo consiguieron, fue depositada sobre la orilla en espera de que llegase la autoridad competente que habría de hacerse cargo del cuerpo de la inocente criatura cuya palidez contrastaba con el verde de la hierba y el blanco clavel.., ahora teñido de rojo su color natural.....
                    Nadie pudo dar cuenta de los motivos que empujaron al suicidio a la muchacha..Hubo comentarios de todos los gustos..., tales como que lo hizo al ver pasar el entierro de su novio y otros intentaron alargar la historia, formando una novela de amores rocambolesca de funesto final..., pero lo cierto es que todos lamentaban con pena la trágica muerte de Estrella......

                    Aquella tarde..., cuando el sol se hundía en los confines de la Tierra y el cielo abría su paleta de colores sobre Sierra Nevada dorando los torreones de La Alhambra..., tornaba del ultimo viaje de aquel día la cuadrilla de "enterraores" de Curro "El tuerto", que al llegar a la mimbre llorona y en el puesto de bebidas instalado allí, le dijo a la dueña....
                    ¡Ama..., ponga osté cuatro de lo negro, que nos vamos a poné de luto por dentro.., por una "gachí" que s´a "sucidiao" por mi.......!
                    Apuradas las cuatro macetas de vino negro y agrio, siguieron su camino impasibles hasta que sus macabras siluetas se perdieron en el silencio y la oscuridad de los bosques de La Alhambra donde habitan las "primillas"..., dejando el rastro de unas huellas de pezunas y un fuerte olor a azufre.......






               La historia nos cuenta que Estrella no murió, pues al parecer cuando fue llevada a la Casa de Socorro para certificar su defunción..., los médicos descubrieron que solo se había herido de poca gravedad en la cabeza......
                    Una vez que fue curada, se le pregunto por el motivo de su caída y la muchacha sabiendo que su padre y hermanos serian capaces de todo por ella, oculto la verdad y explico sencillamente:
                    ¡Crei por un momento que el muerto sacaba una mano de la caja para cogerme..., el pánico se apodero de mi y ya no supe lo que hice...!
                    
                    Poco tiempo después, ya totalmente recuperada, la familia traslado su residencia a otro barrio de la ciudad.., sin que haya constancia del lugar.....


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