CUANDO PASA EL NAZARENO
DE LA TÚNICA MORADA,
CON LA FRENTE ENSANGRENTADA,
LA MIRADA DEL DIOS BUENO
Y LA SOGA AL CUELLO ECHADA.....
EL PECADO ME TORTURA,
LAS ENTRAÑAS SE ME ANEGAN
EN TORRENTES DE AMARGURA,
Y LAS LÁGRIMAS ME CIEGAN
Y ME HIERE LA TERNURA.
( José María Gabriel y Galán...1870-1905)
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