SEÑOR, QUE COMO FARO ENSANGRENTADO
EN LA CRUZ DONDE MUERES ME ILUMINAS
CON LOS RAYOS DE LUZ DE TUS ESPINAS
Y EL ARROYO DE SOL DE TU COSTADO.
SOBRE TU PECHO MARTIR Y LLAGADO
DE MIS PECADOS POR LAS DISCIPLINAS,
NUNCA CRUCES, SEÑOR, ESAS DIVINAS
MANOS QUE TANTO LLEVAN PERDONADO.
( Manuel Benitez Carrasco)
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